Friday, October 07, 2005

Las leyendas



En El Salvador, hace muchos años atrás, nuestros padres y abuelos contaban la historia de la Siguanaba. Esta historia forma parte de lo que se conoce como leyenda: Sucesos tradicionales que son transmitidos de generación a generación por ser hechos maravillosos y míticos, y que por lo tanto no son verdaderas.


Muchos dicen que sí existió la historia de la Siguanaba, otros no lo creen, otros les es indiferente.

En tu blog Lastradicionessalvadorenas se los contaré con la ayuda de un gran prosista (Miguel Espino) salvadoreño que formó parte de nuestras generaciones pasadas, que creyó, lo narró y escribió. El tiempo ha transcurrido, con nuevas invenciones, y transmitido la historia de la Siguanaba de generación a generación.


Ahora lee y disfruta de esta leyenda:


"La Siguanaba"



Alta, seca. Sus uñas largas y sus dientes salidos, su piel terrosa y arrugada le dan un aspecto espantoso. Sus ojos rojos y saltados se mueven en la sombra, mientras masca bejucos con sus dientes horribles.


De noche, en los ríos, en las selvas, espesas, en los caminos perdidos, vaga la mujer. Engaña a los hombres: cubierta la cara, se presenta como una muchacha extraviada: "lléveme en ancas", y les da direcciones falsas de su vivienda, hasta perderlos en los montes. Entonces enseña las uñas y deja partir el engañado, carcajeándose de lo lindo, con sus risas estridentes y agudas.


Sobre las piedras de los ríos golpea sus "chiches", largas hasta las rodillas, produciendo un ruido como de aplausos.



Es la visitante nocturna de los riachuelos y de las pozas hondas, donde a media noche se la puede ver, moviendo sus ojos rojos, columpiada en los mecates gruesos.
Hace mucho tiempo que se hizo loca. Tiene un hijo, de quien no se acuerda: Cipitín, el niño del río. ¡Cuántas veces Cipitín no habrá sentido miedo, semidormido en sus flores, al oír los pasos de una mujer que pasa riendo, río abajo, enseñando sus dientes largos!
Existió en otro tiempo una mujer linda. Se llamaba Sihuélut y todos la querían. Era casada y tenía un hijo. Trabajaba mucho y era buena.
Pero se hizo coqueta. Lasciva y amiga de la chismografía, abandonó el hogar, despreció al hijo y al marido, a quien terminó por hechizar.


La madre del marido, una sirvienta querida de Tlaloc, lloró mucho y se quejó con el dios, el que irritado, le dio un castigo su fuera y su demencia. La convirtió en Sihuán (mujer del agua) condenada a errar por las márgenes de los ríos. Nunca para. Vive eternamente golpeando sus "chiches" largas contra las piedras, en castigo de su crueldad.


Siguanaba era el mito de la infidelidad castigada.

4 comments:

Estela Angel said...
This comment has been removed by a blog administrator.
Estela Angel said...

Los mitos sobre la Siguanaba eran muy frecuentes en épocas pasadas, se manejan distintas versiones sobre las apariciones de este personaje.

Karina Escobar Aquino said...

Me gusta mucho el dibujo. ¡Felicidades al artista ANÓNIMO! :)

jadenlamotta said...

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