Friday, October 28, 2005

EL MAÍZ Y SUS UTILIDADES


El maíz es una planta originaria de América tropical. Tiene el tallo grueso y alto como dos metros; hojas envainadoras, largas y puntiagudas; flores masculinas terminales y femeninas auxiliares.

Como fruto produce una o dos mazorcas con granos de color amarillo rojizo, blanco o negro; el primero es mejor y más nutritivo.

Desde tiempos atrás, era ya cultivado por los indígenas de América. Actualmente constituye la base de la alimentación de la gente pobre de este continente.

También se usa en otras regiones del mundo, para el alimento de las personas y de los animales domésticos.


Dramatización:


(Llamando clientela) Pase adelante le tenemos atolito calientito, tamalitos, elotes salcochados. Pase adelante que va a llevar.


Juan: ¡Qué tal niña Mari, deme 4 tamales para llevar y atol por favor


Niña Mari: Como no, ya se lo preparo.


Juna: Niña Mari, ¿cuánta variedad de comidas se hace del maíz? ¡verdad¡ y no solo eso, sino hasta muñecas y flores se hacen.


Niña Mari: Sí, Juan.

El cultivo del maíz es fácil y económico y todo en él se aprovecha: la raíz y la parte inferior del tallo sirven para abono después de la cosecha; el tallo y las hojas son excelentes forraje para los animales domésticos.

Las hojas que envuelven la espiga o mazorca se emplean para envoltura de cigarros, mantequilla, tamales, para hacer muñecas, flores y colchones.


De los elotes o sea las mazorcas tiernas, constituyen, cocidas o asadas, un excelente alimento.


Con la harina del maíz se hacen tortillas, tamales, atole, chicha, pinole y maicena. Los olotes o raspas del maíz forman buen combustible, o se utilizan molidos como alimento de algunos animales domésticos.


Además, las barbas o cabellitos del maíz, en té, son medicinales.




Ahora ya conoces las utilidades y beneficios del maíz. Sólo falta que las consideres y si tienes un malestar a cocer las barbitas del elote.


Hasta la próxima y si conoces más utilidades y no están descritas por favor escribeme y da tu comentario.

Friday, October 21, 2005

Los juegos tradicionales

En la actualidad los juegos tradicionales no son practicados con mucha frecuencia como lo hacían nuestros padres o abuelos.
Hoy los niños se han desplazado a jugar con una máquina de juegos donde la violencia está presente. Se puede criticar que los tiempos cambian, sí, es cierto, pero que cambien para bien.
Hoy se ha dejado de lado la práctica, pero estamos a buen tiempo para reflexionar. Espero que con el siguiente diálogo te identifiques y retomes o enseñes a las generaciones presentes y futuras sobre disfrutar y compartir con los demás niños de un sano entretenimiento.

Rescate de juegos tradicionales
El diálogo entre dos niños:
Paco y Blanquita.
PACO: ¡Blanquita, vamos a jugar!
BLANQUITA: ¿Y de qué?
PACO: Juguemos a ladrón librado
BLANQUITA: No, eso lo jugamos ayer con los bichos (niños) de la Niña Mari. Sabes que juguemos a la chancha balancha hojita de…
PACO: No, ese no. A mi me gusta jugar a la víbora, víbora de la mar de la mar… o piscucha, esconde el anillo, soldadito de plomo.
BLANQUITA: Pero a mi me gusta jugar las estatuas de marfil son halla y son…
PACO: ¿Y cómo se juega?
BLANQUITA: Vení, vamos a jugarlo.

El diálogo entre dos adultos:


LUPE: Te acordas Miguel aquellos años cuando jugábamos con los bichos de la colonia: el Paco, Blanquita, Carlitos, y los otros.
MIGUEL: Aquellos años verdad, recordar los juegos, las rondas. Todo lo bien que la pasábamos.
LUPE: Uhmmm. Ahora los cipotes ni las conocen.
MIGUEL: Pues sí, y tan entretenido que nos tenía por las tardes
LUPE: Ahora, solo son locuras modernas como el Game boy, Play Station, juegos en la comp. Que no hay hoy. Lo entretenido de estos juegos es matar y liberar, matar y liberar. Pero, lo que si nos queda por hacer es enseñarles a nuestros hijos el sano entretenimiento.
MIGUEL: Nuestros abuelos, tíos y otros familiares, cuando fueron niños se divertían y nos enseñaban todos estos juegos tradicionales, manteniendo así, la tradición.

Cuando jugamos, tenemos la oportunidad de compartir experiencias y favorecer la comunicación, la amistad, la cooperación y la confianza entre compañeros/as.
Los juegos, son para todos. Sin importar sexo, edad, color, ni religión. ¡Por eso vivan los juegos tradicionales!


Seguro que te acordarás de estas dos rondas o juegos que las disfrutes:

"Doña Ana"



Vamos a la huerta
de toro, torojil,
a ver a doña Ana,
comiendo perejil.
Doña Ana no está aquí,
estará en su vergel,
abriendo la rosa
y cerrando el clavel.

¿Qué tal está doña Ana?
Se está bañando, cambiando, maquillandose, etc. Hasta que se enferma, está en cama, luego agonizando, muere y por último anda asustando.


"Las matas de guineo"



¿Me regala una hojita? La dueña le contesta:
-Sí, pero no me vaya a botar las matas, y se retira.
La niña va tomando mata por mata. Primero le
baja los brazos a una niña, la acurruca hasta
que la bota, y así continúa con todas las
matas. Sale la dueña enojada y le dice:
-Le atojo los chuchos.
-Le quemo la casa, le contesta.
La dueña le ajota los chuchos,
jú, jút,jút y los mismas matas sirven de perros, y
saltan tras de ella hasta que la alcanzan, le ladran y
le hacen cosquillas, hasta que la dueña los llama, la sueltan.

Friday, October 14, 2005

Antojitos de comidas salvadoreñas



Los pasteles y la yuca frita se acompañan con curtido al gusto

En "el Pulgarcito de América", las personas disfrutan de los platillos típicos que son acostumbrados a disfrutarlos por las tardes.
Desde una taza de café con pan o unos pastelitos de carne y vegetales, yuca frita o sancochada acompañada de curtido y salsa de tomate.

Además, se disfruta del maíz en todas sus variedades como: elotes, tamales, riguas, atol de elote, entre otros.

Estos son algunos de los platillos típicos que disfrutamos los salvadoreños en el transcurso de la tarde, donde familiares y amigos se reúnen, comparten y disfrutan de los antojitos o aperitivos gastronómicos.



En las fotografías, los tamales de elote, riguas con queso y elotes salcochados.

Friday, October 07, 2005

Las leyendas



En El Salvador, hace muchos años atrás, nuestros padres y abuelos contaban la historia de la Siguanaba. Esta historia forma parte de lo que se conoce como leyenda: Sucesos tradicionales que son transmitidos de generación a generación por ser hechos maravillosos y míticos, y que por lo tanto no son verdaderas.


Muchos dicen que sí existió la historia de la Siguanaba, otros no lo creen, otros les es indiferente.

En tu blog Lastradicionessalvadorenas se los contaré con la ayuda de un gran prosista (Miguel Espino) salvadoreño que formó parte de nuestras generaciones pasadas, que creyó, lo narró y escribió. El tiempo ha transcurrido, con nuevas invenciones, y transmitido la historia de la Siguanaba de generación a generación.


Ahora lee y disfruta de esta leyenda:


"La Siguanaba"



Alta, seca. Sus uñas largas y sus dientes salidos, su piel terrosa y arrugada le dan un aspecto espantoso. Sus ojos rojos y saltados se mueven en la sombra, mientras masca bejucos con sus dientes horribles.


De noche, en los ríos, en las selvas, espesas, en los caminos perdidos, vaga la mujer. Engaña a los hombres: cubierta la cara, se presenta como una muchacha extraviada: "lléveme en ancas", y les da direcciones falsas de su vivienda, hasta perderlos en los montes. Entonces enseña las uñas y deja partir el engañado, carcajeándose de lo lindo, con sus risas estridentes y agudas.


Sobre las piedras de los ríos golpea sus "chiches", largas hasta las rodillas, produciendo un ruido como de aplausos.



Es la visitante nocturna de los riachuelos y de las pozas hondas, donde a media noche se la puede ver, moviendo sus ojos rojos, columpiada en los mecates gruesos.
Hace mucho tiempo que se hizo loca. Tiene un hijo, de quien no se acuerda: Cipitín, el niño del río. ¡Cuántas veces Cipitín no habrá sentido miedo, semidormido en sus flores, al oír los pasos de una mujer que pasa riendo, río abajo, enseñando sus dientes largos!
Existió en otro tiempo una mujer linda. Se llamaba Sihuélut y todos la querían. Era casada y tenía un hijo. Trabajaba mucho y era buena.
Pero se hizo coqueta. Lasciva y amiga de la chismografía, abandonó el hogar, despreció al hijo y al marido, a quien terminó por hechizar.


La madre del marido, una sirvienta querida de Tlaloc, lloró mucho y se quejó con el dios, el que irritado, le dio un castigo su fuera y su demencia. La convirtió en Sihuán (mujer del agua) condenada a errar por las márgenes de los ríos. Nunca para. Vive eternamente golpeando sus "chiches" largas contra las piedras, en castigo de su crueldad.


Siguanaba era el mito de la infidelidad castigada.